El 22 de junio del año 1633 Galileo, ya anciano, tuvo que arrodillarse ante el tribunal de la Santa Inquisición y retractarse de sus escritos. Le obligaron a confesar que estaba equivocado. Galileo era un astrólogo, un científico y un sabio, pero no tenía vocación de mártir. Sabía que era la única manera de salvar su vida ante la retorcida y despiadada intolerancia de la Iglesia. Desde entonces, vivió, bajo arresto domiciliar en las afueras de Florencia hasta su muerte, acaecida el 8 de enero del año 1642. Durante este tiempo de atormentada reclusión, uno de los pocos consuelos lo halló en la correspondencia con Sor María Celeste, su hija.

El Papa que condenó a Galileo fue Urbano VIII, precisamente un personaje que logró ser elegido Papa presentando un falso horóscopo que le auguraba el papado, abusando así de la confianza en la Astrología que por aquel entonces tenía el Sacro Colegio. Después se convirtió en acérrimo enemigo de la Astrología. Pero, ¿quién era Galileo?

Galileo nació en Pisa, Italia, y desde pequeño mostró unas grandes capacidades creativas e incluso artísticas: diseñaba juguetes, tocaba el laúd y el órgano y escribía canciones y poemas. Además pintaba bastante bien. Sin embargo, su padre se empeñó en que fuera médico. En la Universidad de Pisa descubrió que sus intereses eran otros y nunca llegaría a ser médico. Pero no perdía el tiempo: por observación descubrió la ley del péndulo. Un día asistió a una clase de geometría y se dio cuenta de lo que realmente le gustaba. Con la ayuda de un mecenas, se trasladó a Florencia y empezó a estudiar el comportamiento de los objetos que flotan en el agua. En 1588 volvió a la Universidad de Pisa, pero como profesor de matemáticas.

EL TELESCOPIO Y LAS CUATRO LUNAS DE JÚPITER

Rumores llegados de Holanda decían que un tubo con lentes permitían ver cosas lejanas como si estuvieran más cerca. Galileo se puso manos a la obra y en seis meses construyó el que algunos afirman sería el primer telescopio, que él usaría fundamentalmente para la observación celeste. El 7 de enero del año 1610 hizo un descubrimiento fundamental: las cuatro lunas de Júpiter, que daban vueltas alrededor de este planeta. Con ello se demostraba finalmente que no todos los cuerpos celestes giraban en torno a la Tierra. También descubrió que Venus tenía fases, similares a las de la Luna.

LA TIERRA DA VUELTAS ALREDEDOR DEL SOL

Al año siguiente Galileo llevó su telescopio a Roma, pero muchos miembros de la corte papal se negaron a mirar por el instrumento porque decían que era magia del diablo y, por tanto, lo que se viera a través del mismo no era verdad. Galileo tomó cada vez más partido por la revolución copernicana, pero el Papa Pío V le ordenó que abandonara el heliocentrismo. Durante quince años Galileo guardó silencio al respecto, pero en el año 1632 publicó su Diálogo sobre las mareas ( o Diálogo sobre los dos sistemas principales del mundo, ptolemaico y copernicano), donde describe, entre otros conceptos, como la Tierra da vueltas alrededor del Sol. Al año siguiente la Iglesia se le echó encima, como hemos descrito al principio.

Además de ser el primero en utilizar el telescopio para observaciones astronómicas, inventó un reloj hidráulico para medir el paso del tiempo, diseñó un termómetro para medir la temperatura, halló la forma de pesar los cuerpos en el agua, demostró que el aire tenía peso y un largo etc. También descubrió las leyes que regulan la fuerza, el movimiento y la velocidad de los cuerpos en movimiento, y lo enunció en fórmulas matemáticas. Pero una de las cosas más importantes es que Galileo fue pionero del método científico experimental.

GALILEO, ASTRÓLOGO

Como de costumbre, la ciencia oficial ha intentado esconder su faceta de astrólogo, pero las evidencias documentales son irrefutables. Además, ¿por qué razón, si no, se le intentó acusar de practicar la “adivinación astral”.  Por otra parte, en aquellos tiempos el término matemático era sinónimo de astrónomo y astrólogo también.