El Equinoccio de Primavera es un momento mágico del año, una fiesta para el renacimiento y la renovación. En todas las partes del mundo se hacen multitudinarias celebraciones como un canto a la vida y una forma de sintonizar con el Cosmos.

El Sol empieza de nuevo su recorrido por el cielo, los días empiezan a ser más largos, el aire, más y más caliente. De nuevo, empieza la vida.

En realidad, el Equinoccio de Primavera, este punto de equilibrio entre el día y la noche, es un guardián del tiempo, que significa la dicha de pasar de la oscuridad y el frío al calor y la luz. Puntual a su cita, la naturaleza vibra y toma impulso con la primera de las estaciones del año. Esta alegría de vivir debe sentirse también en nuestros cuerpos y en nuestros corazones.

Las celebraciones, que abundan cada día más por estas fechas, se remontan a muchos miles de años atrás porque, en definitiva, representan el momento del final del crudo invierno y el espíritu de renacimiento a una nueva vida. Reflejan el amor por la vida y la supervivencia. Y son absolutamente mágicas porque se trata de celebrar la vida, de acompañar a la naturaleza, de danzar con ella para estar en perfecta sintonía con los ciclos naturales.

 

Cuestión de energías y de salud

El inicio del recorrido solar por el Zodíaco trae energías nuevas, por eso es buen momento para efectuar limpiezas de todo tipo, tanto exteriores como interiores.

No obstante, siempre habrá quienes experimenten un bajón en primavera, ya sea físico, emocional o psicológico. Cualquier cambio de estación supone un pequeño esfuerzo para nuestros organismos, porque deben adaptarse a las nuevas condiciones del entorno. Las alergias, por ejemplo, atacan preferentemente durante esta estación del año, y cada vez hay más alérgicos en el mundo.

La falta de conciencia, ante la necesidad de adaptación física y espiritual de la nueva estación, es lo que hace caer en depresiones a algunas personas.

Según el sistema chino de los cinco elementos, la primavera se relaciona con el hígado y la vesícula biliar. Cuando lo castigamos con una alimentación o conducta poca apropiados, podemos ser víctimas de debilidad o fatiga muscular.

La limpieza hay que entenderla en un sentido físico, personal y del entorno o de la casa, tanto como emocional y espiritual. Conviene prestar una atención consciente a la nutrición, al descanso y, en definitiva, al cuidado y la expresión de uno mismo. En un sentido físico, es buen momento para un pequeño ayuno o para la desintoxicación a base de jugos naturales, verduras frescas y alimentos crudos.

La actividad física y los ejercicios al aire libre ayudarán a armonizar el cuerpo con la mente y aportarán serenidad.

 

Magia y celebraciones

Se relaciona con los druidas y con Ostara, la diosa que simboliza el paso del tiempo, la nueva vida y la fertilidad. Su nombre deriva, probablemente, de east (el Este), al igual que Easter, el nombre que le dan a estas fiestas. Esto se debe a la asociación con el punto por el que sale el Sol, que, como la primavera, también es símbolo de amanecer, luz, calor, etc.

Pero no hay una forma, sino muchas, de celebrar los equinoccios, ya que dependen del lugar y la cultura. Pero siempre hay un elemento en común: la esperanza de una nueva vida, de un destino que florecerá gozoso y próspero.

Estas celebraciones son muy antiguas. En Mesopotamia, cuna de la cultura astrológica, se conocían como akitu, y daba lugar a doce días de fiestas. Se tomaba como el inicio del año y se consideraba, simbólicamente, como una especie de matrimonio sagrado.

 

¿Qué es el Equinoccio?

Los Equinoccios (uno en primavera y otro en otoño) son los dos momentos puntuales del año en los cuales la duración del día es igual a la de la noche (equi=igual y noccio=noche). Tanto el día como la noche duran doce horas cada uno. Momentos del año, en consecuencia, de mayor equilibrio entre la luz y la oscuridad. En consecuencia, tiempos mágicos para la naturaleza y para el espíritu.

El Equinoccio Vernal o de Primavera (en el hemisferio norte) es cuando el Sol entra en Aries, comenzando así el año zodiacal, es decir, el verdadero año. Se produce alrededor del 21 de marzo. En cambio, el Equinoccio de Otoño (en el hemisferio norte) es cuando el Sol entra en el signo de Libra, cuando el astro rey ya ha recorrido la mitad del Zodíaco. Se produce alrededor del 22 de septiembre.