Plutón fue sobrevolado por la nave New Horizons el pasado 14 de julio, cuando alcanzó la máxima proximidad al planeta, para dejarlo atrás y continuar camino adentrándose en el cinturón de Kuiper, donde hay miles y miles de pequeños cuerpos astrales. A bordo llevaba las cenizas de Clyde Tombaugh, descubridor del que ahora llaman planeta enano.

Este hito histórico nos ha proporcionado una nueva visión del planeta más enigmático -como no podía ser de otro modo tratándose del regente de Escorpio-  del Sistema Solar. Podríamos decir que se trata del segundo descubrimiento de este fascinante astro.

¿Representará esto, además de los avances científicos que suponga, un nuevo aviso para la conciencia humana?

Su descubrimiento en 1930 estuvo rodeado de una serie de acontecimientos profundamente plutonianos todos ellos, como la crisis de Wall Street o el fascismo, por poner un par de ejemplos. Tanto la plutocracia y la macroeconomía como los reinos del terror pertenecen a este planeta. Cada descubrimiento de un nuevo planeta ha supuesto un shock para el ser humano, que se ha visto obligado a incorporarlo a su imaginario e integrarlo del mejor modo posible para superar esa prueba de nivel que representa cada astro, pues ese es el mensaje que traen a los humanos.

¿Significará, ahora que se ha dejado ver desde más cerca, una nueva prueba de nivel?

Para mí no hay duda. ¿Tú qué piensas?

Sobre Plutón he escrito bastante. A modo de dossier, aquí van mis algunos de mis textos publicados desde el año 2006 hasta el 2014.

CARTA ABIERTA A PLUTÓN

(Publicado en septiembre de 2006)

Querido Plutón:

Qué falta de tacto, qué poco respeto, qué atrevimiento: un puñado de astrónomos, en contra de otros muchos y en medio de un agrio debate –como no podía ser de otro modo tratándose de ti, querido-, va y dicen que ya no eres planeta; que, como mucho, serás un planeta enano o un plutoniano.

Tú, que eres hijo de Saturno, hermano de Júpiter y Neptuno. Tú que eres el dios del subsuelo y que protagonizaste aquel bello secuestro de amor con la arrebatadora Perséfone, tu amada. ¿Te acuerdas de aquellos tiempos cuando en Roma tenían miedo de pronunciar siquiera tu nombre por no llamar tu atención?

Pero siempre has vivido en la sombra, ¿no es así? Siempre fuiste motivo de polémica y de miedo, como ahora. Tu obsesión por permanecer invisible era tan grande que, cuando salías a la superficie desde tu reino del subsuelo lo hacías con máscara. Sigues siendo tan desconocido como entonces: no se sabe cuál es tu composición, ni tu atmósfera, aún no has sido visitado por ninguna nave espacial, etc. ¿Cómo te podrían clasificar?

Ya sabes tú, que tienes esa capacidad de diseccionar la realidad y el alma humana como si un láser guiase tu mirada, que el orgullo del intelecto y la ceguera de la razón se empeñan en clasificar y otorgar un orden a todo cuanto existe, como si eso les hiciera estar en posesión de la verdad o, más aún, determinar las cualidades de aquello que clasifican.

¡Ja, qué ironía! El inconsciente y los mitos, sobre los que tú tanto riges, eternamente agazapados en el alma humana, se empeñan en reproducirse, en reinventarse una y otra vez, como en una rueda sin fin. Y claro, lo único que se está produciendo ahora en este gran teatro que ha sido la reunión de los científicos de Praga, es precisamente tu mito. Una vez más, el inconsciente y lo mitos arrastran a la razón hasta donde su capricho quiere, igual que un caudaloso río arrastra un tronco a la deriva.

Tú ya sabes porqué; siempre has sido un manipulador y un polemista nato: eres tú quien, desde tu reino de lo oculto, está generando todo este cachondeo. Tu empeño en seguir siendo invisible para los demás quieres llevarlo a los extremos y hasta pretendes que te clasifiquen como no planeta.

Oye, como tú quieras, que al fin y al cabo lo mejor es que cada uno sepa ser fiel a su propia identidad. Pero permíteme que te diga que un astrónomo (digo bien, astrónomo; no astrólogo) amigo mío me ha dicho que sus colegas lo van a joder con esta decisión, porque él es Escorpio y ahora se queda sin dios que le rija. Otro astrónomo ha proclamado públicamente que esa clasificación no cambia nada, que se clasifiquen como se clasifiquen, Plutón seguirá siendo Plutón.

Permíteme recordarte que, en un mundo tan superficial y de culto a la imagen, hay también cada día más personas que saben, como decía Saint-Exúpery, que “lo esencial es invisible a los ojos”.

Por mi parte, te seguiré poniendo en las cartas astrales y explicando tus poderosos efectos. Ya sabes cómo hablo de ti y los estudios que tengo hechos sobre cómo influyes en el temperamento y el destino de las personas, así como los ciclos que determinas para la historia de la humanidad.

LA VENGANZA DE PLUTÓN

(Publicado en noviembre de 2014)

Han transcurrido casi diez años desde que en agosto de 2006 Plutón fuera desclasificado como planeta para pasar a ser planeta enano, merced a una reunión de astrónomos en Praga y en medio de la polémica. Sin embargo, Plutón sí es planeta, según una reunión que tuvo lugar en el Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica el pasado 22 de septiembre de este mismo año 2014. Interesante hablar de este tema en este mes de Escorpio, el signo regido por Plutón.

No podía ser de otro modo, hasta el debate científico lleva Plutón sus conocidas características mitológicas, a las que nada se sustrae en el mundo. El mito y la esencia astrológica siempre superan a la realidad, la sobrepasan, la envuelven y la condicionan. Y da igual que la mente racional quiera poner límites a algo que no los tiene ni los tendrá jamás. A estos aspectos mágicos de la existencia les da igual si los comprendemos o no mediante la razón, o cómo les clasifiquemos con nuestros limitados puntos de vista. Así que Plutón siempre será Plutón a todos los efectos, por supuesto con su extraordinaria carga mitológica y sus enormes influjos astrológicos.

Según el mito, Plutón es el planeta de las profundidades, que habitaba en el subsuelo, y cuando salía a la superficie lo hacía tras una máscara que lo hacía invisible. Así que ya estaba escrito en el guion: Plutón no solo es el planeta que permaneció oculto más tiempo para los humanos, sino que, una vez asomó, tenía que esconderse, camuflarse, en esta ocasión de planeta enano. De modo que los científicos, al “ningunearlo”, no hicieron más que cumplir con una función predeterminada por el mito, aunque ellos crean que son sus mentes  brillantes las que controlan el mundo. El destino es así de caprichoso, paradójico y hasta burlón.

Pero Plutón es inflexible (adamastos), como lo consideraban los griegos. Y en sus planes estaba volver. ¿Cómo íbamos a vivir sin dinero y sin sexo?, dos de los más claros atributos que rige el tan lejano como enigmático y poderoso planeta. ¿Cómo podríamos entender la historia de la humanidad sin crimen y castigo, sin miedos, sin juegos de poder, sin poder ir más allá del mundo de lo visible, sin… tantas otras cosas que rige? ¿Y cómo podríamos concebir la vida sin la muerte?

Ya habíamos advertido en las revistas de octubre 2006 y enero de 2007 sobre el sentido vengativo de Plutón, y cómo acabaría burlándose de la nueva clasificación que le habían otorgado. También habíamos denunciado la banalidad de tal desclasificación del planeta en la carta titulada Querido Plutón.

Plutón descendió de categoría en 2006, cuando la Unión Astronómica Internacional (IAU, sus siglas en inglés) reunió a unos 2500 especialistas y aceptaron la propuesta del uruguayo Gonzalo Tancredi. A partir de ahí, pasó a una especie de segunda división al nivel de otros 50 cuerpos transneptunianos que orbitan alrededor del Sol. En aquella reunión, y después de largos debates, se estableció la siguiente clasificación:

Primera categoría: “Un planeta es un cuerpo celeste que está en órbita alrededor del Sol, que tiene suficiente masa para tener gravedad propia para superar las fuerzas rígidas de un cuerpo de manera que asuma una forma equilibrada hidrostática, es decir, redonda, y que ha despejado las inmediaciones de su órbita”.

Segunda categoría: “Un planeta enano es un cuerpo celeste que está en órbita alrededor del Sol, que tiene suficiente masa para tener gravedad propia para superar las fuerzas rígidas de un cuerpo de manera que asuma una forma equilibrada hidrostática, es decir, redonda; que no ha despejado las inmediaciones de su órbita y que no es un satélite.”

Tercera categoría: “Todos los demás objetos que orbitan alrededor del Sol son considerados colectivamente como ‘cuerpos pequeños del Sistema Solar'”.

Obviamente, tratándose de Plutón, no iba a quedar así la cosa.

Las dudas habían surgido desde hacía mucho tiempo, entre otras cosas por la enorme excentricidad de su órbita y su desmesurada inclinación. Pero se acentuó desde principios de este segundo milenio, al descubrirse otros cuerpos en el cinturón de Kuiper, como Quaoar y Sedna, de un tamaño tan interesante que invitaban a la reflexión y a buscar nuevas clasificaciones. Parecía que el pequeño tamaño de Plutón, más pequeño que nuestro planeta, casi del mismo tamaño que la Luna, hacían pensar que era poca cosa para ser planeta, que se parecía más a esos nuevos cuerpos celestes que a los planetas. Pero hay muchos que no piensan igual, hasta tal punto que se ha creado una especie de club para defender la categoría de planeta de Plutón con este eslogan: “el tamaño no importa”.

La cuestión es que el pasado 22 de septiembre un nutrido grupo de astrónomos se reunió en Harvard para retomar el debate sobre Plutón, empezando por intentar aclarar qué es un planeta, cuya actual definición dice que es un cuerpo celeste que cumple tres requisitos: estar en órbita alrededor del Sol, ser redondo o casi, y haber limpiado la vecindad alrededor de su órbita.

En dicha reunión, el historiador científico Owen Gingerich dijo que la IAU había “abusado del lenguaje” para expulsar a Plutón. En cambio, Gareth Wiiliams, director del Minor Planet Center de la IUA, argumentaba que si consideramos planetas a los cuerpos similares a Plutón llevaría a confusión a los estudiantes porque serían demasiados, unos 25, con posibilidad de llegar a 50 o 100 en la próxima década.

Al final del debate hubo una votación, donde se decidió que Plutón era planeta. Ahora la papeleta está sobre la mesa del IAU, que quizá deba abordar el tema de nuevo en su reunión del próximo año 2015, cuando llegará a Plutón la sonda Nuevos Horizontes, que envió la NASA precisamente en el año 2006.

En cualquier caso, y al margen de lo que decidan los científicos y de las clasificaciones que quieran adoptar, eso no cambiará nunca el influjo que los cuerpos celestes y el Universo en su conjunto ejercen sobre nosotros. Ha quedado muy claro que cada vez que se ha descubierto un nuevo planeta, la humanidad ha vibrado en sintonía con lo que estos representan desde el punto de vista mitológico, como pasó con Urano, Neptuno y Plutón. Con el revolucionario Urano, la paradigmática Revolución Francesa; con Neptuno, el comunismo y el petróleo; con Plutón, el fascismo y la Gran Crisis económica de los años 30 del pasado siglo. A la Astrología le queda mucho por avanzar, a pesar de ser el conocimiento o la ciencia más antigua del mundo, pero no podemos ir hacia atrás. Los efectos astrológicos de Plutón son demasiado evidentes como para que alguien se atreva a negarlos, a menos que lo haga desde su ignorancia. Y sus influjos se sienten tanto en lo personal como en sus ciclos sobre la sociedad. Actualmente, por ejemplo, su cuadratura con Urano es determinante de la larga crisis económica y lo revolucionado que está el mundo y también las personas.

DESCUBRIMIENTO DE PLUTÓN

Descubierto por Clyde Tombaugh (acuariano, con una conjunción Luna-Plutón en el signo de Géminis) el 18 de febrero de 1930, en Arizona, cuando el planeta transitaba por el grado 18 de Cáncer, cerca de la posición calculada por Percival Lowell con quince años de antelación y en el observatorio que éste había construido para observar a Marte.

DESCUBRIMIENTO DE PLUTÓN 18021930 1630 Flagstaff Arizona

Carta Astral del descubrimiento de Plutón.

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