A veces la vida o la naturaleza te ofrecen un regalo, como si fuera una ofrenda. Y tú solo tienes que estar receptivo, concederte tiempo para ti y tiempo para aceptar ese regalo. Si siempre vas de prisa y corriendo, te lo puedes perder. No todo consiste en avanzar o perseguir objetivos. Las pausas y los momentos de calma son imprescindibles. ¿Acaso no te enseña la propia naturaleza y los ciclos del cosmos que todo es cíclico y que todo tiene sus fases?  Dicen que la belleza no es algo objetivo, sino que está en la mirada de quien observa. ¿Pero acaso hay alguna mirada que pueda no maravillarse ante puestas de Sol como ésta?

En ocasiones, no puedo aguantarme y, en lugar de disfrutar y nada más, hago una foto, como si quisiera captar este tipo de instantes para siempre. Y luego me pregunto si soy yo el que hace la foto o es el cielo quien me la ha hecho a mí. Porque es como si el cielo abriera una gran ventana para comunicarse a través de la luz, de una luz que, en cierto modo, también retrata al observador.

¡Feliz noche!