El potencial para la grandeza, la felicidad y el bienestar existe y reside en todos nosotros. Sin embargo, con frecuencia, caemos en el desánimo, la crítica, el pesimismo, la visión negativa o los miedos, habitualmente sin motivo.

A veces, basta un tránsito de un planeta o una lunación para preocuparnos. Eso no debería ser así, porque, en gran medida, la vida es como la queramos ver.

Todos podemos tener alcanzar nuestro máximo potencial, pero para ello debemos conocernos, aceptarnos y superarnos. Este es un proceso largo, que, como todo gran viaje, comienza con un pequeño paso. Pero esos pasos, realizados con constancia y buena disposición, pueden convertirse en hábitos. Una vez cambiemos nuestras costumbres y sobre todo, nuestro enfoque de la vida, todo nuestro mundo cambiará, tanto a nivel interno como externo. Porque como es arriba es abajo, y cómo es dentro es fuera.

A veces surgen bloqueos, dudas o miedos, pero la preocupación, como su propio nombre indica, precede a la ocupación. Por ello debemos olvidar el aspecto negativo de los problemas y verlos cómo oportunidades de cambio o crecimiento. Actuar, pues solo así evitaremos que nuestra energía se estanque y podremos aprovecharla en lo que realmente importa.

Wayne W. Dyer, era un autor y conferenciante de renombre mundial, cuya obra buscaba potenciar el desarrollo personal y el crecimiento espiritual. En sus cuarenta años de carrera, escribió más de cuarenta libros, de los que 21 fueron bestsellers.

Entre sus enseñanzas, figuran las siguientes ideas:

1. Cuando juzgas a otros no los juzgas a ellos, te estás juzgando a ti mismo.

 Lo que dices de los demás, lo que criticas de ellos, no refleja su realidad, sino aspectos de tu propio ser que proyectas y reconoces en otros. 

2. La preocupación te mantiene inmóvil.

Mientras estás preocupado, el miedo te bloquea y toda la energía que podrías usar para acercarte a tus objetivos, se estanca y muere. Si te dejas vencer por la quietud, no podrás hacer aquello que amas.

3. No hay camino hacia la felicidad, la felicidad es el camino

 Perseguir la felicidad genera ansiedad y te aleja cada vez más del objeto de tu deseo. En cambio, si dedicas el tiempo a hacer lo que debes y vas cumpliendo tus objetivos mientras disfrutas del camino, la felicidad llegará sola.

4. Si cambias la forma en que miras las cosas, las cosas que miras cambian

Cambiamos nuestra realidad mediante nuestra percepción de la misma. E igual que la realidad no coincide para dos personas, por su diversa forma de pensar, experiencias y cultura, entre otros muchos factores, tu realidad también puede cambiar cuando decides enfocarla de otra forma. Sabiendo esto, puedes potenciar la felicidad, el amor y aquello que te gusta en tu vida.

5. Valora el momento presente

La vida puede resumirse en términos temporales en pasado, presente y futuro. No podemos cambiar el pasado, aunque sí aprender de él, y el futuro aún no ha llegado, por lo que nos queda vivir el presente de la mejor forma posible. Cuanto más consciente seas de esto y mejor aproveches el regalo que supone el ahora, más satisfacciones te traerán luego tus recuerdos. Además, las experiencias y momentos vitales que rememoramos con mayor alegría, son aquellos en los que estábamos realizando actividades que nos llenan o acompañados por gente a la que queremos. Que eso sirva de guía.

6. Nuestra intención crea nuestra realidad

En el momento que abandonas la quietud y te decides a hacer algo, estás generando movimiento, vida y una inercia que te acercará irremediablemente hacia aquello que buscas. Igual que el cuerpo se fortalece con el ejercicio y la mente con el estudio, cuanto más tiempo dediques a algo, mejor serás en ello.

7. No siempre puedes controlar lo que ocurre en el exterior, pero sí lo que ocurre en el interior.

Las experiencias son aquello que nos pasa, y no siempre dependen de nosotros, pero nuestras reacciones sí. Cada reacción es una elección que tomamos en un momento determinado, que nos lleva a sentirnos o pensar de una forma determinada acerca de algo. Por eso, tienes plena libertad para elegir cómo te va a afectar una experiencia y para qué te va a servir.

8. Cómo te trata la gente es su karma, cómo reaccionas es el tuyo.

Dice una antigua leyenda cherokee que hay un conflicto entre dos lobos en nuestro interior, y que cuál alimentemos depende única y exclusivamente de nosotros. Uno es Malvado; es ira, envidia, celos, pesar y avaricia, reúne todos los aspectos negativos del ser humano. El otro es Bueno; supone alegría, paz, esperanza, serenidad y verdad.

9. El estado de tu vida es un reflejo del estado de tu mente

Cuando te sientes bien, realizado y feliz, puedes amar con mayor libertad, reír y hacer reír a los demás, o tomarte los problemas con una actitud mucho más afable. Transformas tu energía en movimiento y se aclara tu percepción

10. Mi meta no es ser mejor que alguien, es ser mejor de lo que solía ser

Compararse con los demás puede generar depresión, egoísmo o celos, pero sobre todo te aleja de tu esencia. En lugar de buscar tu reflejo en los demás, búscalo en tu interior, porque así verás cómo eras y eres, y encontrarás el camino hacia tu yo ideal.

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