La entrada del Sol en Cáncer se produce cada año en torno al día 21 de junio -el día y la hora varían ligeramente cada año, debido al movimiento irregular de la Tierra alrededor del Sol- y señala el Solsticio de Verano para el hemisferio norte y el de Invierno para el sur. Esta es la “Puerta de los Hombres”, frente a la “Puerta de los Dioses” señalada por el Solsticio de Invierno.

Es el día más largo del año y la noche más corta, cuando el Sol alcanza el punto más elevado de su recorrido. Esto es muy importante, porque los cambios de estación marcan cuatro puntos cardinales para el cuerpo, la conciencia y la espiritualidad del ser humano. Son momentos clave a los que debemos adaptarnos y volver a sintonizar con el Cosmos, ajustando parámetros físicos y emocionales.

El Solsticio de Verano, y en general los cambios de estación, suele celebrarse con hogueras y fiestas rituales que tienen un origen pagano (es decir, campesino) y mágico a la vez. En realidad, se trata de rendir culto al Sol, y contiene profundos significados.

Es como si el astro rey efectuase una parada al culminar su trayecto, antes de empezar a descender de nuevo. Por eso se llama Solsticio (sol-estare, o estación del Sol, es decir, parada). De ahí surge la leyenda de que ese día el Sol sale bailando al amanecer. Llegado a ese punto, es como si el Sol diera un gran salto en su trayecto. El viejo axioma hermético que dice “como es arriba es abajo” señala la conveniencia de que el ser humano imite a los astros para captar su poder y su magia.

 

EL RITUAL DE SALTAR LA HOGUERA

Sólo así se entiende el verdadero significado de saltar la hoguera, una de las formas más típicas y extendidas de celebrar el inicio del verano. La hoguera representa el Sol y se enciende para rendirle culto. Supone la bienvenida a la fuerza, la energía y el poder fecundador del calor y la luz, en definitiva, de la vida. Además, la hoguera tiene un carácter purificador o medicinal, preservando de enfermedades y todo tipo de males. Por eso suelen quemarse trastos viejos en todas las fiestas solsticiales y equinocciales, es decir, con cada cambio de estación. En algunos lugares, para potenciar este efecto protector del fuego, se encendían cuatro hogueras alrededor de la casa, una por cada punto cardinal.

Pero el Sol condiciona el clima y, en consecuencia, las cosechas, por lo que normalmente se le ha solicitado fertilidad o fecundidad, tanto para la procreación como para que las cosechas fueran abundantes y asegurasen el sustento de las familias. Por eso, no es extraño que junio sea un mes tradicional para las bodas y que se celebren las lunas de miel, pues así era conocida antaño la Luna Llena de junio, porque marcaba el tiempo más oportuno para recoger tal preciado alimento de las colmenas.

Además del fuego, el agua también se convierte en elemento especialmente mágico en los días del Solsticio, porque el Sol entra en Cáncer, que es el primero de los signos de Agua. Por eso bañarse en las fuentes o en el mar constituye uno de los ritos más practicados para recibir al verano.

Otro tipo de grandes reuniones o celebraciones se hacen en lugares que ya estaban dedicados al culto solar desde hace varios milenios, como ciertos templos o lugares megalíticos. Así ocurre, por ejemplo, en Stonehenge, que está orientado precisamente a la salida del Sol del Solsticio de Verano.

 

DANZAS CIRCULARES

Las danzas mágicas también pretenden favorecer los cultivos, pero, ¿por qué suelen ser danzas en círculo? Sencillamente porque ese es el aparente curso de los astros. Una vez más, se trata de imitar al macrocosmos para captar su magia y ganarse su favor. Todos los bailes en círculo suelen tener un origen solar, en eso consisten bailes tan populares como la “sardana”, danza nacional de Cataluña o los bailes “en rodó”, que aún perviven en Baleares.

Durante este día y esta noche todo adquiere un carácter mágico. Por ejemplo, se cree que las flores y plantas que se recojan tendrán un poder medicinal. Según la creencia popular, todo es posible en una noche como ésta, en la que los sueños pueden hacerse realidad. Por si acaso, tú pide un deseo.

 

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¿NOCHE DE SAN JUAN O SOLSTICIO?

Los cultos astrales y las festividades paganas en honor al Sol tenían tal arraigo y tal fuerza que la Iglesia no podía eliminarlos. Tuvo que adaptar su culto a tan señaladas fechas y, casi siempre, les puso el nombre de algún santo. Así pues, el auténtico simbolismo de la noche de San Juan corresponde al inicio del verano, por lo que no debiera celebrarse la noche del día 23. La fecha más acertada es el 21, aunque algunos años el Sol da comienzo oficial al verano un poco antes o un poco después.

Celtas e íberos sabían que las fuentes eran curativas, y por eso la Iglesia consagró a San Juan más de mil en toda España.

La popularidad de la noche de San Juan es tal que grandes genios de la literatura recurrieron a ella en sus obras, como  la citada más arriba de Shakespeare que algunos titulan erróneamente El Sueño de una Noche de San Juan. Pero es Lope de Vega (siglo XVII) el autor que más obras sitúa en tan mágica noche, como en la transgresora comedia en código de amor titulada La Noche de San Juan, escrita en tres días, en el año 1631 y por encargo del Conde Duque de Olivares.

Como otros grandes autores del Siglo de Oro español, Lope de Vega hacía guiños a las influencias de los astros. En la obra citada:

“Pero donde el cielo es causa

y dos almas se conforman,

ninguna prudencia basta.”