Los Cuatro Elementos configuran los siguientes grupos entre los doce signos zodiacales:

Fuego (Aries, Leo y Sagitario), Tierra (Tauro, Virgo y Capricornio), Aire (Géminis, Libra y Acuario) y Agua (Cáncer, Escorpio y Piscis).

Y cada uno de estos Elementos tiene unas características propias. Expuestas de un modo básico, son estas:

FUEGO: Fuerza, decisión, impulso, coraje. En negativo, imposición, vehemencia.

TIERRA: Pragmatismo, realismo, trabajo paciente. En negativo, escepticismo, pesadez

AIRE: Comunicación, independencia, libertad. En negativo, volubilidad, nerviosismo.

AGUA: Sentimiento, psiquismo, adaptabilidad. En negativo, retraimiento, regresión.

En una carta astral, la distribución de los planetas puede hacer que predomine un determinado Elemento o que haya carencia de otro. Eso influye sobre el temperamento y es una de las bases de la carta astral. Aunque hay otros factores que pueden condicionar la interpretación que de dicha distribución se derive.

Nacer bajo un determinado signo no garantiza, pues, que el Elemento al que pertenece dicho signo predomine en la carta astral, ya que los planetas y otros puntos clave, como el Ascendente o Mediocielo, se distribuyen por otros signos zodiacales. De tal modo que podemos tener armonía entre los cuatro Elementos, tener predominio de uno, carencia o ausencia de otro, etc.

Algunos preguntáis, con preocupación, qué pasa cuando hay dos Elementos predominantes en vuestras cartas astrales de características contrarias.

Por ejemplo, es cierto que Fuego y Agua con antagonistas, igual que el Aire y la Tierra. Por eso, cuando predominan Elementos antagonistas suele haber una dualidad de temperamento de la que se necesita ser consciente para poderla manejar. De lo contrario, se pueden sufrir una serie de dicotomías a lo largo de toda la vida. Así pues, los antagonismos determinan tareas a asumir en esta vida: aprender a combinar esas dos fuerzas opuestas del modo más armonioso posible.

La carta astral no es una condena a que debamos ser de un determinado modo, sino una oportunidad para aprender y una invitación a superarnos. Cuando los antagonismos se complementan bien, surge algo nuevo, más completo y productivo. Como sucede con la combinación del hombre y la mujer, que cuanto más equilibrada y armoniosa sea la relación, mejor será la alquimia entre ellos.

Los Elementos, pues, como el conjunto de la carta astral, no deben ser motivo de angustia ni sensación de enfrentamiento interior, a menos que no tengamos la voluntad suficiente como para reconocer nuestros defectos y luchar por ser mejores cada día. Tengamos la distribución que tengamos, lo ideal es aprender la lección de cada uno de los Elementos. Solo así, superaremos nuestras propias contradicciones y fantasmas. Solo así, creceremos de un modo global, como nos invita la Astrología a realizar.

En realidad, los Cuatro Elementos no están solo en el Cosmos mismo, sino dentro de cada uno de nosotros. Alcanzar cierta maestría para combinarlos en armonía es una asignatura que todos estamos llamados a cumplir.

Si quieres ver una bella aplicación de los Cuatro Elementos sobre la psicología humana en una obra de la literatura mundial, te recomiendo este artículo:

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